Fecha 27 del torneo de la C, y Central Córdoba viaja al coqueto estadio Norman Lee en el sur de la provincia de Buenos Aires para enfrentar a la Asociación Deportiva Berazategui. Dos equipos con un presente semejante, nostálgicos de otras épocas en las que eran indiscutibles animadores de la categoría, siempre con la impronta de subir a la B entre ceja y ceja, hoy deambulando con pena y sin gloria por debajo del medio de la tabla de un campeonato que ofrece 4 ascensos o más y, hasta el momento ambos parecen desperdiciar esta oportunidad que puede ser única.
El inicio del partido mostró al equipo rosarino como totalmente decidido a traerse los tres puntos. Antes del minuto de juego ya tuvo su primer córner a favor y los mediocampistas charrúas se adueñaron de ese sector del terreno mientras el Naranja se mostraba más expectante, tratando de cerrar sus líneas atrás y viendo la posibilidad de un contra ataque. Al minuto 7 nuevo córner favorable a Central Córdoba, lo ejecuta desde el extremo derecho de su ataque Tomás Ramírez con pierna cambiada, la pelota que se cierra en el área chica, Osella se eleva, mete parietal, la pelota rebota en los brazos del arquero Facundo Collazo, se eleva, pega en el travesaño, rechaza largo Zárate el balón que vuela por la izquierda del ataque de Bera, se escapa el tanque Smith centro atrás, Franco Cristofanelli saca un remate cruzado desde el borde del área que se incrusta junto al palo izquierdo de Villanueva quien se arroja bien pero no llega y Central Córdoba nuevamente sin merecerlo se encuentra perdiendo un partido en el que estaba jugando mejor que su rival.
Fue un golpe desmoralizante, costó recuperar el plan que había diseñado Cuffaro Russo, la pelota ya no transitaba por el medio sino que volaba de arco a arco vía rechazos o pelotazos de ambos lados, esto hacía que Tomás Ramírez, el jugador más dotado para la creación de los Azules de Tablada, viera pasar el balón dos metros por arriba de su cabeza tanto de ida como de de vuelta.
El segundo tiempo arranca con una decisión poco habitual del DT rosarino, hacer un cambio ofensivo antes de su inicio. Ingresa Caraglio y sale Bracco, todo un mensaje para los espectadores y sus propios dirigidos, salir a dar vuelta el resultado. En esa postura se para Central Córdoba y aprieta a Berazategui contra su propia valla. A los 5 minutos centro desde la izquierda sobre el arco local, rechaza Maidana, la pelota se va al lateral por la derecha, lo hace Lalo intentando meterla nuevamente en zona de peligro, rechazo corto, le queda en ángulo del área grande a Killer y sólo Dios y él saben si quiso tirar al arco o enviar un centro, la pelota que se eleva hace una extraña parábola en dónde interviene el campo de juego desparejo, el medio pifie del pie derecho del Gran Capitán, el viento caprichoso, la Diosa Fortuna, el esperanzado aliento rosarigazino y cae a espaldas de un sorprendido Collazo para establecer el 1 a 1.
Fueron momentos en que parecía que el milagro estaba a mano, pero se fue diluyendo tan grata sensación, el equipo se apagaba, los cambios no aportaron, Caraglio se lo ve con tanta voluntad como lentitud, se enreda, se cae, no logra parar bien una, no logra rebotarla como si fuese un pívot, no logra ganar de cabeza, es muy probable que necesite más tiempo para recuperar su forma, pero tiempo es justamente lo que no tenemos. Octavio Rubarth mostró algo más de lo que viene mostrando hasta ahora, pero no alcanza, tan floja la actuación de los delanteros en la segunda mitad que la jugada más peligrosa la realizó el contador Musso, que encaró al área y cuando estaba por patear fue víctima de un claro penal que el señor referí Nicolás Mastroieni decidió ignorar y así languidecimos hasta el pitazo final, con dos equipos que parecían conformarse con no perder.
Ahora recibimos el lunes al Deportivo Italiano en el Gabino Sosa esperando cortar con la racha de empates para pasar a sumar de a 3, claro que tantos empates nos mantiene en la tranquilidad de no descender, ¿Qué no hay descensos este año? Entonces seguiremos navegando por las tranquilas aguas de la nada misma
El Agrio - Pablo Adrián Strafaccio |
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