Fecha 21 del torneo de la C, y Central Córdoba recibe en el mítico Gabino Sosa a General Lamadrid y fue una tarde en la que el Charrúa atesoró varias alegrías. La primera de ellas se dio antes de comenzar el partido por lo menos para los que queremos a esta institución más allá de la presente campaña, me refiero al estado impecable del campo de juego, un césped, una alfombra verde que es un lujo para la divisional y yo diría que, viendo el paupérrimo estado de varios pisos en los que se juega el Mundial Sub 20, un lujo hasta para la primera división.
En cuanto al juego, Cuffaro Russo abandonó el esquema un solo delantero, esperemos que nunca más se le ocurra, ante la lesión de Boggino y la expulsión en la fecha pasada de Ramírez lo volvió a la zaga central a Osella y puso a Ortiz de wing derecho para acompañar a Di Vanni. Otra de las incógnitas era cómo reaccionaría el plantel luego de dos derrotas consecutivas, pero gracias a Dios estos muchachos continúan firmes en el compromiso con el club y la camiseta Charrúa, salieron con todas las ganas.
Tal vez influenciados por el magnífico césped Central Córdoba jugó por abajo, cambiando el pelotazo por la posesión del balón, con toques cortos, avanzando en bloque. General Lamadrid se vio sorprendido y superado en todas las líneas, recurrió desde el inicio a tratar de cortar el circuito Charrúa con pierna fuerte, especialmente contra Mustachi que ya había encarado en gambeta tres veces y no lo podían parar, al punto que a los 6 minutos vio la amarilla el central Canosa, que terminaría siendo una tarjeta importante para lo que vendría.
A los 15 minutos el balón llega a la franja derecha del ataque rosarino y Ortiz hará la mejor jugada desde que llegó al club, se fue cerrando a pura gambeta gambeteando a dos rivales, ingresó al área haciendo un pie a pie que dejó a otros dos parados y sacó un fuerte disparo que Canosa trató de tapar arrojándose al piso pero con el brazo extendido, rebote en esa extremidad y fue penal y segunda tarjeta por lo que se tuvo que ir muy temprano a los vestuarios, la pena máxima la ejecutó Killer con un fierrazo al palo izquierdo del arquero Acosta que se tiró bien alcanzando a rozar la pelota con su mano derecha pero la violencia del disparo hizo que no pudiera desviarlo y se concretó el 1 a 0 para el local.
De allí hasta el final del primer tiempo Córdoba siguió con su dominio territorial pero no lograba llegar con verdadero peligro hasta el arco de Lama, siempre la fallaba el último toque. Por su parte la visita tampoco lograba arrimar riesgo alguno al área rosarina. Hay que destacar que a los 19 minutos para sorpresa de todos se sentó Mustachi en el césped sin que se advirtiera falta alguna en su contra, no sé si se resintió de alguna lesión o tuvo algún tipo de descompostura pero no pudo seguir jugando, lo que permitió que debutara con la azurra el recién llegado de la reserva de Rosario Central, Tomás Martínez y el chico deslumbró hasta convertirse en el mejor de la cancha. Se mostró con muchísimas ganas de jugar, muy participativo, la pidió siempre y la jugó con muchísimo criterio, tocó corto cuando correspondía, los pases largos fueron muy medidos y bien dados y le imprimió al equipo un cambio de ritmo que realmente necesitábamos.
Arrancó el segundo tiempo y sería éste uno, sino el mejor, de los que jugó Central Córdoba en el presente campeonato. Sólida la defensa, Ramírez fue agrandando su figura, sus toques de primera contagiaron a Musso y Kaial que comenzaron a hablar el mismo idioma, Lalo Pérez se soltó como no lo había hecho hasta ahora entusiasmado porque lo buscaban bien, por la otra punta Senra se afirmó en la marca y se adelantaba hasta el medio campo, no necesitaba buscar el desborde por su lateral ya que el Pitu Bracco se instaló casi como un wing izquierdo y cada vez que la agarraba logró desbordar a su marcador, Toloza.
A los 15 minutos ingresó Príncipe por un muy agotado Ortiz qué jugó muy bien pero tiene un defectillo que arreglar, excelente desbordando ya sea en habilidad o velocidad, llega al fondo pero mete un centro rasante muy paralelo a la línea de gol y muy dentro del área chica, es decir muy cercano al arquero que terminan quedándose con el balón tan sólo dar 1 paso al frente. Debería practicar el pase hacia atrás, usando como referencia el punto penal mientras Di Vanni puede ir hacia adentro arrastrando la marca y algún volante ir de memoria a ese punto de referencia. Esto es algo que le vengo notando desde que llegó al Charrúa.
A los 17 minutos llegó la mejor jugada del partido, Kaial para Ramírez, Ramírez para el pique del propio Kaial, cuando le llega la marca abre para Lalo Pérez que envía un centro cruzado y Bracco mete una volea impresionante, inatajable, que pone el 2 a 0.
El técnico Rodrigo Bilbao trató de revertir la situación utilizando los 5 cambios que el reglamento le permite, pero Central Córdoba se mostraba muy firme y a los 26 minutos Ramírez que arranca por derecha, amaga dársela a Lalo que picaba por ese carril, engancha y tira un centro cruzado que Bracco, ahora en un ángulo más cerrado más cerca del arco que el anterior gol, vuelve a enganchar de volea y pone el 3 a 0. Lamadrid recién a los 85 minutos luego de un córner conseguido ante una salida dubitativa de la defensa rosarina logró descontar merced al frentazo de su número 9 Campostrini, que si bien es cierto que se trata de un jugador altísimo, más que incluso Osella y que saltó bien, no puede ser que cabecee tan libremente en un tiro de esquina. En ese momento parecieron avivarse viejos fantasmas pero en realidad era más una sensación ocasionada por amargos recuerdos que por lo que ocurría en cancha en dónde el Charrúa no perdió nunca el control del juego y terminó el partido con el justo triunfo local.
Una tarde de alegría en dónde también hizo su debut Gonzalo Gómez, que no alcanzó el lucimiento de Ramírez, se nota que es un jugador más de marcar y raspar en el medio, pero las que agarró las jugó bien. Todavía faltan que se muestren dos incorporaciones, el experimentado delantero Milton Caraglio y el enganche Octavio Rubarth que llega con muy buenas recomendaciones. Pero la mayor alegría es ver qué Central Córdoba parece haber reencontrado su histórico buen juego y lo confirmó en la red adversaria. Éste es el camino por el cual volveremos a poder llamarnos Los Matadores de Tablada.
El Agrio - Pablo Adrián Strafaccio |
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