Fecha 04 del torneo de la C, y Central Córdoba viaja al estadio 12 de Octubre en Ensenada para verse las caras con el siempre difícil Defensores de Cambaceres.
El DT rosarino, Pavoni, mete mano en la formación luego de la derrota como local ante Atlas y la lesión de algunos de sus valores, entre ellos la de Gonzalo Gómez que se lo esperó hasta el último minuto, incluso se lo vió antes del inicio del encuentro trotar con pelota al pie en el maltratado césped local, pero se decidió que no estaba en condiciones de jugar.
La idea era formar un 11 ofensivo y traerse los 3 puntos frente a un equipo que todavía no pudo ganar en lo que va del torneo. Se insistió con apostar a la línea de 3 en el fondo y así formó el Charrúa: Colombo en el arco, línea de 3 con Lalo Pérez, Tell y Bogino, soltándolo a Duré y Serna como carrileros por sus bandas, Sierra en la posición de 5 y un cuadrado de ataque formado por Atardo y Madero para acompañar a las puntas Príncipe y Piccinini.
Comienzo del partido con un CC que no se encuentra cómodo con éste diseño táctico y un Camba encendido que quería revertir lo magro de la campaña frente a su gente. Insegura la defensa rosarina, con un Duré que tan importante fue marcando y llegando por sorpresa al fondo en los dos primeros partidos, cuando el esquema era 4-2-2-2, pero que ahora ni logra proyectarse ni toma debidamente su marca, lo mismo con Serna por el otro lado. Sierra haciendo lo imposible por ordenar el funcionamiento del equipo pero no encuentra con quién descargar, Atardo y Madero perdidos en la cancha y sin poder abastecer a Príncipe y Piccinini que estuvieron largos minutos sin llegar a tocar una pelota.
Por su parte Cambaceres se apoderó del medio, dominó completamente al Charrúa, lo apretó contra su área y convirtió a Colombo en el mejor jugador de la cancha. Fue la peor cara de Central Córdoba en lo que va del campeonato, se jugaba en ¾ del ataque rojo, además daba la impresión que el equipo hubiese ingresado cansado al campo de juego, como si el partido contra Atlas se hubiera jugado en la mañana o si llegaron trotando al estadio de Ensenada. Los de camiseta roja parecían tener una marcha más, ganaban en las divididas, sobrepasaban en velocidad, siempre llegaban primero, pero la verdad no está en alguna deficiencia física del CC sino en un esquema que se supone programado para confundir al rival pero termina confundiendo a los propios.
Los de Cambaceres vía Galeano, Bravo y Giménez golpeaban una y otra vez la puerta del gol charrúa pero Colombo respondía siempre y las dos veces que no pudo los palos jugaron a su favor. A los 30 minutos se siente Duré en un pique, intenta continuar pero no puede y a los 34 es reemplazado por Fernández, cambiando Pavoni a un volante de marca por un delantero que también puede jugar de enganche buscando cambiar el desarrollo del juego.
Se termina el primer tiempo en que la sacamos recontra barata, no tenemos ni idea que tipo de arquero es Manuel Díaz porque no tuvo posibilidad de acción y podríamos definir que el resultado fue Cambaceres 0 Colombo y los palos 0.
El inicio del segundo tiempo parece señalar que todo seguirá igual, antes de los 15 ya suma dos excelentes atajadas más el portero rosarino, pero el CC ya pelea más el balón en el medio campo y no tan cerca de su arco. Si bien no logra inquietar la defensa rival el dominio local no es tan amplio y ahora el cansancio parece llegarles a los casaca roja. Al minuto 16 Pavoni dispone el ingreso de Ramírez por Tell, Mustachi por Atardo y Monzón por Príncipe. Mustachi se adueña del medio, Piccinini se vuelca más a la derecha, queda Monzón cómo 9 de área y a poco de estos ingresos una excelente doble pared entre Piccinini y Monzón termina con un puntazo dentro del área del recién ingresado que se va cerca del travesaño. Parecía que el partido daba un vuelco o al menos se convertiría en un ida y vuelta más parejo, pero… siempre hay un pero, especialmente cuando el Charrúa va de visitante, aparece la “Magia” de Ramiro Maglio, un árbitro que venía dirigiendo muy mal, pero parejito para ambos lados, cobraba foules dónde no los había y dejaba pasar los evidentes. Pero entre el 23 al 29 frota la lámpara y embarra toda la tarde, primero le saca la segunda amarilla a Lalo Pérez, la primera fue un invento por una mano casual que no impedía ninguna jugada y después la segunda a Madero por un foul inexistente y condena a Central Córdoba a jugar, alargue incluido, 22 minutos con 2 hombres menos.
Ingresa Killer por Piccinini, y seremos testigos de toda la fortaleza anímica del Charrúa de Barrio Tablada, los muchachos se envalentonaron, pelearon cada pelota, cada milímetro de raído césped y no me refiero solamente a los gladiadores de riña como Killer o Bogino, sino a otros que están para otra función, pero entendieron lo que había que poner y el abanderado fue Mustachi que marcó, se arrojó al piso, chocó y también puso pinceladas de su jerarquía en pases en contraataques que no salieron por poco o pisando y reteniendo el balón, al punto tal que a los 85 minutos provocó que el Fernández de Cambaceres le metiera un fuerte y desleal foul desde atrás y así por lo menos quedamos con un hombre menos nomás y el cero no pudo romperse, también merced a un tercer tiro en el palo a nuestro favor.
Si alguien tenía alguna duda sobre si este plantel estaba realmente comprometido con el proyecto y la camiseta, las mismas fueron totalmente despejadas.
El próximo sábado se reedita en el Gabino Sosa el llamado Clásico Chico de Rosario ya que después de muchos años se verán las caras de manera oficial Central Córdoba y Argentino. Será un partido muy difícil porque los muchachos de zona norte vendrán a la zona sur a dejarlo todo.
Por su parte Pavoni se enfrenta al problema de varias ausencias importantes, por lesión o expulsión y deberá armar el equipo de otra manera, pero hay material humano de sobra, talento y compromiso más que demostrado, tal vez falte tranquilizarse un poco y ordenar las cosas, dejar de lado sesudas abstracciones intelectuales y volver a los primeros partidos, es decir, poner la heladera en la cocina, el toallón en el baño y el televisor en la sala de estar.
Termino deseando ver un partido vibrante entre El Charrúa y El Salaito, pero con la victoria vestida de Azul.
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